Ventura Rodríguez

Ventura Rodríguez, Goya 1784, Nationalmuseum Estocolmo Ventura Rodríguez (Ciempozuelos, Madrid,1717- Madrid,1785), uno de los máximos arquitectos españoles del siglo XVIII, representando un eslabón fundamental en la transición española del barroco al neoclasicismo.

Era hijo de un modesto albañil, que trabajaba en las obras del real sitio de Aranjuez. Mientras ayudaba a su padre, dio pruebas de una fuerte y hábil inclinación hacia el dibujo, de modo que no tardo en ser utilizado para delinear los planos de los ingenieros franceses que dirigían las obras (Marchand y Brachelieu).

Cuando la corte se traslado a Aranjuez y con ella el arquitecto Filippo Juvara (que llevaba entre manos el proyecto del Palacio Real de Madrid). Vio el italiano unos dibujos de Rodríguez y solicito del monarca que su autor le fuera asignado como delineante. A partir de entonces el arquitecto se convirtió en maestro de Rodríguez y cuando murio en 1736, su sucesor Giovanni Battista Sacchetti lo mantuvo con él.

Su primera etapa se basó en las obras para el Palacio Real de Madrid. En 1741 ostentaba el cargo de aparejador segundo del Palacio Real. Con un profundo conocimiento de la arquitectura de Gian Lorenzo Bernini y Francesco Borromini, fue depurando sus gustos barrocos para seguir una línea más herreriana y finalizar su obra plenamente integrado en la arquitectura academicista. En 1747 fue nombrado en Roma académico de mérito de la Academia de San Lucas.

Planta de la iglesia de San Marcos Iglesia de San MarcosEntre 1749 y 1753 construyó la iglesia parroquial de San Marcos en Madrid (1749-1753) con una planta de cinco elipses sucesivas (sorprendente por la inversión de valores, la articulación disimétrica de los espacios y la resonancia de sus bobedas elípticas) y una fachada de orden gigante flanqueada por antecuerpos curvos que conforman un atrio cóncavo. En 1752 fue nombrado director de los estudios de arquitectura de la Academia de San Fernando.

En 1750 recibió el encargo para la remodelación y terminación de la basílica del Pilar de Zaragoza. Los anteriores proyectos de Herrera, Perelada y Domingo de Yarza no lograban situar de modo conveniente para el culto al pilar, que debía permanecer inamovible. La basílica no lograba reunir los tres exigencias del cabildo, distancia conveniente al río, orientación apropiada y alineación de la fábrica en consonancia con la mirada de la virgen. El hábil proyecto de Ventura satisfizo y el arquitecto se apunto uno de sus mayores y más populares triunfos. Sugirió la solución del alojamiento de la capilla de la Virgen en un templete de planta cuadrilobulada a base de sectores circulares y bóveda elipsoidal y es precisamente en esta capilla donde se produce la transición del estilo barroco al neoclásico, manifestándose este último en la decoración del interior del templo.

El cabildo de la catedral de Cuenca reclamo sus servicios para levantar un transparente que rivalizara con el levantado por Narciso Tomé en la catedral de Toledo. Rodríguez lo situó en un ambulatorio gótico y resplandece gracias a la iluminación posterior e indirecta, por cuyo medio se consiguen unos espectaculares efectos.

En 1754 edificó la destruida iglesia de San Norberto y en 1755 remodeló la de la Encarnación en Madrid. Y cuando su éxito parecía no conocer límite, Fernando VI honra a Marquet con el encargo de importantes obras en Aranjuez y Carlos III a la muerte de Sacchetti nombra a Sabatini como arquitecto real.

Comenzó, a partir de 1760, a desarrollar sus obras más sobrias y contenidas, como la iglesia de los Agustinos Filipinos de Valladolid (triunfando ya el neoclasicismo en su fachada, aunque el interior es todavía de planta circular) , el colegio de Cirugía de Barcelona (1761, sede actual de la academia de Medicina), en el que sólo la geometría confiere expresividad a sus fachadas, y sus proyectos para la nueva Biblioteca y la fábrica de Vidrio de La Granja.

Abordo la arquitectura palacial en Madrid, dejando diseños en los que se refleja su dependencia del trazado de la residencia real: Arenas de San Pedro, Liria (1970) que tiene caracteristicas de barroco italiano, Altamira (1773-1775), Astorga, Regalia y Osuna.

Obtuvo el título de Maestro Mayor del Ayuntamiento de Madrid en 1764 y sus informes fueron decisivos para el ordenamiento urbano de la capital. Desarrollo también una actividad periférica de gran dimensión diseñando ayuntamientos, escuelas, puentes, mataderos, etc.: La plaza Mayor de Avila, el Hospital General de Madrid, la fachada de la catedral de Toledo, los baños de Caldas (1773), el sanatorio de trillo (1775) la cárcel de Brihuega, la iglesia Larravezna, El convento de los agustinos de Valladolid, etc.

Nada le pudo compensar de la perdida del favor real, al fracaso de algunos proyectos: la puerta de Alcalá (Sabatini 1764, demostrando una grandeza superior a todo lo conocido hasta entonces) y la basílica de San Francisco (Sabatini 1768), se añadio la muerte de su esposa en 1776.

Palico del infante Don Luis en Boadilla del Monte, 1776 Finalmente, dentro de las obras neoclasicistas de su última etapa, cabe citar el palacio de Boadilla del Monte para el Infante don Luis (Madrid, 1776), así como el grandioso proyecto (no construido) para la basílica de San Francisco el Grande en Madrid, y la imponente fachada de la catedral de Pamplona (1783).

Fachada de la catedral de Pamplona, 1783 Lo curioso es que Rodríguez obsesionado por sus fracasos y sinsabores, víctima de sus achaques y quizás de su temperamento, por afinidad electiva murió a manos de los cirujanos que se ensañaron repetidas veces en su desmoronado cuerpo. El punto final a su vida le vino en su casa, Leganitos 13, el 26 de agosto de 1785. Sus restos reposan en la capilla de los arquitectos de la iglesia de San Sebastián. Carlos III moriría en 1788 y Sabatini en 1792.

Su obra esta llena de experiencias audaces, postulando los extremos de la arquitectura barroca en operaciones que involucran términos estructurales del espacio. Pero imprimió orden y coherencia a su propia técnica, porque aspiró siempre a la esencia de las formas. Por ello en su proyectismo hay lógica, medida y control, una peculiaridad que otorga a sus superficies un alejamiento de las fantasías y de las utopías.


Comentarios y sugerencias: webmaster

Home Page